Hola, buenos días!!! Chicas, aunque en la última entrada dije que al otro día les iba a publicar algo, les ruego me disculpen pues la verdad no he estado nada bien de salud... por esa misma situación me he alejado un poquito del blog, lo siento mucho ....

espero que comprendan.... esto mismo me ha hecho quedar mal con ciertas cuestiones que tengo pendiente, pido disculpas a mis amigas del inter lila y marrón que organiza Vanina en su blog y a las chicas del TEA, pues no les he hecho en envio correspondiente.
Respecto a estas últimas, les hago un comentario, chicas en estos días estarán recibiendo todos los moldes en los trabajos que se anotaron, yo quisiera de verdad, que me enviaran sus fotos para publicarlos aquí y ver las cosas tan bellas que han hecho y que les dan sus toques particulares.
Aunque me desilusioné por no ver los primeros resultados de estos trabajos, no quiero que piensen que soy mala onda y que por ello no les he enviado los demás, sinceramente les digo que no se dieron las cosas como las tenía planeadas, pero por el momento terminaré lo que plantee en estos meses.... mis planes eran organizarlas todos los años que Dios me permitiese, pero como no veo muchas fotos por aquí, creo que solo será por esta ocasión en que lo organice... ya veré más adelante, ahora como los de AA, solo por hoy..... jajaja...
Y bueno, cambiando de tema, les traigo una linda reflexión que espero les guste... creo que en ocasiones nos hace falta un poco de helado... (al menos en lo particular, a mí sí....)


La semana pasada lleve a mi hijo a comer a un restaurante. Mi hijo de dos años me preguntó si podía bendecir la mesa antes de comer lo que nos habían traído. Mientras inclinamos nuestras cabezas, y plegamos nuestras manos, mi niño dijo:
- Dios es bueno, Dios es grande. Te doy gracias por los alimentos que vamos a comer y te agradecería aún más si mamá nos da helado como postre. Y que haya libertad y justicia para todos. Amén.
Junto con algunas risas que provenían de las mesas de a lado, escuché a una mujer decir:
- Eso es lo malo de este país. Los niños de hoy ni siquiera saben como orar. ¿Preguntarle a Dios por un helado?, ¡Que tontería!.
Al escuchar tan duro comentario, mi hijo rompió a llorar y me preguntó si había hecho algo malo y si Dios estaría molesto con él. Lo abracé y sequé sus lágrimas diciéndole que había hecho un magnífico trabajo y que Dios de ninguna manera estaría molesto con él.Tan pronto acabe de decir estas palabras cuando un anciano se aproximó a nuestra mesa. Le hizo un pequeño guiño a mi hijo, se agachó a su costado y le dijo:
-Estoy seguro que Dios pensó que fue muy buena tu oración.
-En verdad respondió mi hijo.
-Totalmente seguro. Luego en susurros le dijo: “Es lamentable que ella – Señalando a la mujer con el dedo- nunca le pida a Dios por un helado. A veces, un poco de helado es bueno para las almas”.
Naturalmente compré helados para mi hijo para el postre. Luego de terminar su helado mi hijo se quedó un poco pensativo e hizo algo que nunca olvidaré por el resto de mi vida.
Sirvió un poco de helado en uno de los platos que había sobre la mesa y sin pronunciar ni una sola palabra camino por el restaurante y se paró frente a la señora.
Con una gran sonrisa le dijo:
-Esto es para usted. A veces, el helado es bueno para las almas y la mía ya tuvo suficiente.
Autor desconocido

Esta linda reflexión lo tomé del blog
Corazones con esperanza a donde las invito a darse una vueltecita y ver los temas y reflexiones tan lindos que publican.
Ah!! y antes de que se me olvide, tengo que decirle a Bibi que ya recibí sus bellos regalitos y que en breve haré la publicación correspondiente...
Las dejo por el momento y les mando un fuerte beso y abrazo a la distancia y que Dios las siga bendiciendo abundantemente, con todo mi cariño
Mimi
Que tengan un lindo fin de semana♥